Viajar a lo desconocido, llegar más lejos que nadie, más alto, más pronto, más frio. Alcanzar buceando los 320 metros de profundidad. Coronar los 14 ochomiles sin oxígeno. Morir de hambre y agotamiento a 90° latitud sur, o devorado por leones cruzando a pie el Serengeti para llegar a Robanda. Ser el primero, siempre más, por el afán de descubrir, por el placer de demostrarse a uno mismo que se podía hacer, por conocerse mejor, o por formar parte de la historia.
Dedicado a todos aquellos que creyeron en un sueño, que llegaron más allá, donde parecía imposible. A aquellos que hicieron mover el mundo, pioneros de su tiempo. Pero también y sobre todo, a quienes murieron en su intento, a esos héroes desconocidos que no pasaron a la historia, o cuyos cuerpos nunca fueron encontrados. A vosotros, los mal llamados 'conquistadores de lo inútil'.
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